miércoles, 19 de mayo de 2010

Viajes y Primeros Inventos


Viajes y primeros Inventos
Los Años de vida nómada llevaron a Edison al recorrer muchos miles de kilómetros por todo el centro, Sur y Este de Norteamérica. Eran Tiempos duros y tuvo que cambiar de puesto de trabajo una y otra vez. El Punto de partida de su periplo fue la nueva oficina telegráfica de la joyería y librería de Thomas Walker en Port Huron, donde apenas ganaba 20 dólares al mes. Cuando no tenía nada que hacer se dedicaba a leer números atrasados del Scientific American y a construir circuitos eléctricos. Su talento para
Sortear problemas técnicos se puso de manifiesto en el invierno de 1864, cuando quedó destruido por el hilo telegráfico entre Port Huron y el Territorio canadiense. Edison hizo que un maquinista transmitiera con el silbido de la locomotora los mensajes cifrados en Morse. Esta ocurrencia le valió cierta fama local y su siguiente empleo como telegrafista de ferrocarril en Stratford Junction, un pueblo situado a unos 50 kilómetros de Port Huron, y ya en suelo canadiense.
Durante el turno de noche, como también dormía poco de día, acostumbraba a echar unas “cabezaditas”, una costumbre que ya no abandonaría en toda su vida. Cada cierto tiempo tenía obligación de enviar una señal de control a la oficina del jefe de servicios, lo que hacía, aunque durmiera, mediante un ingenioso sistema con relojería. El truco no tardó en ser descubierto y fue amonestado severamente.
Pronto Estaría de nuevo en dificultades: 2 trenes estuvieron a punto de chocar por culpa de su presunta negligencia durante el turno de noche. Para escapar de la amenaza de Cárcel huyó, con 17 años a Estados Unidos.
En 1864 cambió 4 veces el puesto de trabajo y residencia: Adrian (Michigan), Fort Wayne, Indianápolis y Cincinnati, y casi siempre fue despedido por falta de disciplina en el trabajo y negligencia. En su mesa se amontonaban durante horas mensajes que debía reenviar en el acto, mientras el se dedicaba a leer o a esbozar ideas sobre el papel. A menudo interrumpía la recepción de mensajes para garabatear en su libreta nuevas ocurrencias. Su Superiores también se quejaban de su manía de trastear a todas horas con piezas metálicas, cabales, tenazas y otros utensilios que guardaba en sus bolsillos. Como vivienda, alquilaba cuartos trasteros que convertía en una mezcla de laboratorio, taller y biblioteca.
Su dinero, aparte de en frugales comidas y préstamos o regalos a sus camaradas de viaje los gastaba exclusivamente en productos químicos, herramientas y material para experimento. A menudo ocurría que apenas una hora después de haber cobrado el sueldo tenía ya que pedir un préstamo. Su pasión por construir, idear, descubrir, se abría camino decididamente.
Con 17 años y medio, Edison invento un “repetidor” para su oficina telegráfica en Indianápolis: “Cogí dos viejos codificadores Morse y los coloque de tal manera que los puntos y rayas se iban en una banda de papel dispuesto entre los dos aparatos, a la misma velocidad con que se recibían. Con ayuda del segundo codificador reenviábamos las señas a la velocidad deseada. Los telegramas entraban a una velocidad de 50 palabras por minuto y nosotros reexpedíamos a 25 palabras por minuto. Estábamos orgullosos de nuestro invento. Nuestros telegramas estaban tan bien y tan limpiamente compuestos, que los exponíamos al público en la oficina cuando entraba el jefe se quedaba tan perplejo que no podía decir nada… No lo podía comprender, ni tampoco los demás telegrafistas, porque cuando terminábamos
nuestros trabajos desconectábamos mi repetidor improvisado y lo escondíamos.” El inconveniente era que el ingenio sobre cargaba con facilidad cuando el trafico de telegramas alcanzaba intensidades mágicas por lo cual finalmente fue prohibido.

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